Son muchas las misteriosas claves que el gran artista Leonardo da Vinci dejó en sus obras, en el siguiente vídeo le mostraré unos curiosos mensajes gráficos que quizás nunca haya visto, algo que astutamente escondía Leonardo en sus dibujos y grabados, maniobra con la que camuflaba su verdadero pensamiento de las fauces de la inquisición y del clero de los siglos XV y XVI.
Esperamos que lo disfrute:
Esta semana ya son las evaluaciones de segundo de bachillerato en la Escuela de Arte, pero...¿Después que pasará con todo lo aprendido? Seguramente más de uno lo que necesite es descansar este verano aunque más de uno no podrá aprovecharlo todo lo que quisiera por las recuperaciones. Así que hoy os traigo para todos una última lección de filosofía, para despedir este año tan duro.
-12 frases célebres de Descartes-
René Descartes (1596 – 1650) René Descartes fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado el padre de la filosofía moderna y uno de los nombres más destacados de la revolución científica.
Nacido en una familia de baja nobleza, trece meses después de su nacimiento, su madre murió tras dar a luz un nuevo hijo que no logra sobrevivir. Es criado por su abuela, por su padre y por una nodriza de la que no se separará jamás.
Su padre lo llamaba “pequeño filósofo”, pues desde su más tierna infancia no paraba de plantearse preguntas sobre todo. En la escuela sus profesores no tardaron en darse cuenta de sus dotes intelectuales y de su interés por las matemáticas y la filosofía. Tras estudiar Derecho y Medicina en la Universidad de Poitiers (Francia), acaba trasladándose a los Países Bajos donde llevaría una vida modesta y tranquila.
Su principio filosófico más famoso es “cogito, ergo sum” (“pienso, luego existo”), un elemento esencial del racionalismo occidental. Descartes expone su método filosófico y científico en el escrito “Reglas para la dirección de la mente” (1628) y, sobre todo, en su conocido “Discurso del método” (1637), donde, con gran claridad y sencillez, propone cuatro normas fundamentales que rompen con la escolástica impartida en las universidades de la época. Sus ideas supusieron una revolución para la filosofía y la teología, aplaudidas por unos (como Malebranche) y criticadas por otros (como Spinoza o Leibniz).
Descartes falleció el 11 de febrero de 1650, a los 53 años de edad supuestamente a causa de una neumonía. Sin embargo, el historiador Eike Pies en su libro “El homicidio de Descartes, documentos, indicios, pruebas”, concluyó que la muerte de este se debió a un envenenamiento por arsénico y señala a un sacerdote, François Viogué, como responsable o al menos instigador del crimen.
Os dejamos con sus frases más célebres: “Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro”.
“Sentir no es otra cosa que pensar”
“Pienso y dudo, luego existo”.
“Apenas hay algo dicho por uno cuyo opuesto no sea afirmado".
“Los malos libros provocan malas costumbres y las malas costumbres provocan buenos libros”.
“Dos cosas contribuyen a avanzar: ir más deprisa que los otros, o ir por el buen camino”.
“Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás”.
“Hasta una falsa alegría suele ser preferible a una verdadera tristeza”.
“No hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente”.
“Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas”.
“No basta tener buen ingenio; lo principal es aplicarlo bien”.
“La lectura es una conversación con los hombres más ilustres de los siglos pasados”.
A Van Eyck se le considera el iniciador de la Escuela Flamenca y quien perfecciona la técnica del óleo. Entre sus temas religiosos destaca el Políptico del Cordero Místico de San Bavón en Gante. Se trata de una obra muy importante pues resume las características flamencas. En las tablas superiores se representa a Dios Padre con sus atributos de poder y en posición sedente flanqueado por la Virgen y por San Juan. Éstos, a su vez, están rodeados por ángeles cantores y éstos por Adán y Eva desnudos. En las tablas inferiores aparece la Adoración del Cordero Místico. En el paisaje se muestra sensación de profundidad con punto de vista alto. También utiliza las tres dimensiones y una composición simétrica. En esta obra se observa una gran minuciosidad y cuidado del colorido, con buen tratamiento de los pliegues de los paños. Las figuras están representadas con gran realismo (pudiera ser que modelos posaran para ser copiado). No se trata de figuras monumentales sino figuras alargadas y esbeltas, cuya cuestión técnica se relega al tratamiento de los pliegues y paños (pliegues no circulares, sino en diagonal y geométricos). También hay algunas figuras grisallas, es decir en tonos blancos, negros y grises, tratadas de esta forma para que parezcan esculturas. Destaca el coro de los ángeles, muy ornamentados, con detalles tratados a la manera miniaturista. En su obra la Virgen del Canciller Rolín, aparecen la Virgen y Niño en posición sedente, y delante de ellos, un donante. Se trata de una escena interior en la que la profundidad se consigue mediante el enlosado. Hay una ventana que muestra el paisaje exterior a partir de una arquitectura que ya no recuerda al gótico (con arcos de medio punto).
Van Eyck elimina la jerarquía del tamaño, pues pinta con el mismo tamaño a todas los personajes, salvo los más alejados que son más pequeños. Las mujeres representadas tienen el rostro relleno y el pelo como de lana cardada. La Virgen del Cardenal Vanderreal es una obra muy realista, con gran sensación de profundidad y colorido. Se muestra la riqueza material en la escana, mediante alfombras, telas, joyas. También es representado el mecenas. Temas burgueses en la pintura de Van Eyck: Retrato del matrimonio Arnolfini. Es la representación de su boda en una escena interior dentro de una habitación burguesa confortable. La pintura muestra gran detallismo y minuciosidad en los pliegues, al mismo tiempo que viveza de colores. En el cuadro hay una ventana que muestra el paisaje y permite que entre la luz. Aunque esta gran obra de Van Eyck es acusadamente realista, no precinde de un cierto simbolismo mediante la figura del perro, como representación de la fidelidad y la captación psicológica de los rostros.